Cáncer Serpiente

A un Cáncer, haber nacido Serpiente lo torna más libre de trabas emocionales

Por supuesto, ama la familia y hasta se aferra a ella… después de todo, es al mismo tiempo Cáncer y Serpiente. Pero el Cáncer Serpiente, contrariamente a otros nativos de Cáncer que conocemos y queremos, reconoce sus debilidades, comprende sus talantes sombríos y, gracias a su fría sagacidad, llega por lo general a superar la melancolía tan frecuente en este signo.
El sentimentalismo melancólico y la profunda afectividad de Cáncer suavizan a la Serpiente, acarician su frío exterior escamado y calientan su corazón, que se toma casi afable. A veces las Serpientes son demasiado indiferentes. Reptando y serpenteando, entran y salen de todas las situaciones, extrayendo sus ventajas de todas con una astucia sibilina. Esta tendencia a desear ser la estrella en todas las películas de la vida se encuentra atenuada por el buen tino y la reserva naturales en la Serpiente de Cáncer.
Todas las Serpientes son mentirosas por naturaleza. Pero algunas más que otras. Las de Cáncer son de las menos resbaladizas. Sin embargo, hasta la razonable Serpiente de Cáncer es capaz de engaños y simulaciones y le encanta contar historias ingeniosas y bizantinas. Es más fuerte que ella. El equívoco forma parte de la seducción y la captura de su presa. Y todos los Cáncer Serpientes quieren que los demás los encuentren encantadores, cautivantes, bellos, mejores que sus vecinos, más grandes, más elegantes y mejor vestidos que cualquier otra persona del mundo.
A veces estos nativos se dejan llevar por su gusto por aparentar. Imaginemos a un Cáncer Serpiente vestido con jeans de muy buena marca, sentado en un sillón de diseño exclusivo fabricado por el mejor ebanista de plaza; sus brazos bronceados cubiertos de brazaletes rodean a un ramillete de niños ataviados con las camisitas y bermudas más elegantes y caros. A sus espaldas, un Picasso. A sus pies, un enorme perro de los Pirineos, de esos que sólo pueden hallarse en las grutas más remotas de Andorra. Todo el mundo sabe que esas bestias comen por lo menos una ternera por día, que están muy, muy de moda y que cuestan una fortuna. Eso no tiene ninguna importancia. Para el Cáncer Serpiente, la imagen es el mensaje importante. Cueste lo que costare, podemos estar seguros de que el Cáncer Serpiente obtendrá todo lo más «chic» del momento.
Ya que tocamos el tema, aclaro que, si uno no vive en un barrio residencial, le será muy difícil llegar a conocer a una de estas maravillosas criaturas. A los Cáncer Serpientes no les agrada vivir en barrios mediocres. Y si nacen en la pobreza, no descansan hasta superarla. Se lanzan al asalto de la escala social, frecuentan los mejores colegios y las personas más adineradas, y al fin se casan con alguien que pueda brindarles el acceso a la riqueza y la celebridad. Los Cáncer Serpientes no sólo aman el lujo, sino que están convencidos de haberlo inventado.
A este nativo le encanta recibir gente. Si cuenta con un mínimo de seguridad económica y buenas relaciones, dará las fiestas más lujosas y mejor frecuentadas de la ciudad. Por supuesto, el Cáncer Serpiente encargará toda la comida a un excelente cocinero, contratará a varios mozos y a unos cuantos sirvientes que se encargarán de abrir las ostras. Después circulará entre sus invitados. Al Cáncer Serpiente le encanta que lo sirvan. Si tiene los medios para conseguirse esclavos, lo hará.
Estos sujetos tienen dotes extraordinarias para lo artístico. Poseen el don de embellecer todo lo que tocan. Además, saben dar buenos consejos, pues tienen la capacidad de meterse en la piel de los otros.
A los Cáncer Serpientes también les gusta divertirse. Son de los que siempre se quedan hasta el amanecer bailando con los más jóvenes, se mantienen fabulosamente en forma y disfrutan suscitando la envidia de los presentes. Las Serpientes de Cáncer no retroceden ante las situaciones riesgosas, y les complace comportarse de manera un tanto exótica y provocativa.

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